En Dolores se vivió un estado de “psicosis” ante el temor de que se repitiera el tornado.
P. MELGAR / D. ROJAS 27 jul 2016
Con una intensidad menor a la que se temía, y escasos daños materiales,
el ciclón extratropical pasó por el sur de Uruguay, ingresando por
Colonia a la hora 15:00 y desplazándose durante toda la tarde hacia el
Este.
En el aeropuerto de Maldonado, según reportó Met Uruguay, se registró una racha máxima de 109 km por hora.
A las 17:04 el anemómetro del Puerto de Montevideo registró vientos de 92 kph.
Para entonces, la autoridad portuaria había resuelto suspender las
actividades, mientras que a las 16:30 Terminal Cuenca del Plata (TCP)
resolvió detener la actividad por razones de seguridad.
Unas 150 embarcaciones de gran porte se hallaban en el mar territorial uruguayo, donde la fuerza del viento era mayor.
Hasta la hora 20:00 de ayer Bomberos había tenido que participar en una
decena de acciones por caídas de árboles y voladuras de chapas.
Además, su presencia fue requerida para atender el movimiento de
andamios por efecto del viento, según indicó a El País la vocero de
Bomberos, Mariela Vivone.
En el Parque Batlle, en Brito del Pino entre Palmar y Rivera un árbol
cayó sobre un vehículo particular que estaba estacionado en el lugar.
Alerta.
El Instituto Uruguayo de Meteorología (Inumet) actualizó en la tarde de
ayer la advertencia naranja por fuertes vientos, que se mantenía
durante la madrugada en Maldonado y Rocha.
En Durazno, debido a la crecida por las lluvias del lunes, un
automovilista de 61 años que intentó cruzar un paso de agua desbordado
permaneció atrapado una hora dentro del vehículo semi hundido, aunque
llegó a ser rescatado por policías y bomberos.
Las calles de una zona de Durazno quedaron anegadas por el agua de
lluvia acumulada, lo que provocó una fuerte correntada, que arrastró al
vehículo, se informó.
El vendaval comenzó a dejarse sentir en Colonia, donde las ráfagas alcanzaron 80 kilómetros por hora.
Pesadilla.
En Dolores, la localidad de Soriano que sufrió el dramático tornado
hace apenas 100 días, se vivieron momento de gran tensión durante las
horas previas al pasaje del ciclón.
La huella del desastre aún está fresca y los más afectados son los niños. La mayor parte de ellos no fue a la escuela, según confirmó a El País el alcalde, Javier Uttermark.
El municipio salió a buscar a las personas que están en peores condiciones para trasladarlas a lugares más seguros.
"Por momentos se sintió bastante viento y la verdad es horrible todo lo
que uno se imagina. Ahora (ayer de tarde) mi hijo más grande que tiene 5
años, escuchó el viento y volvió a sentir miedo", contó a El País,
Vanina Fabro, una mujer que estando embarazada vio cómo se derrumbaba su
casa.
"En Dolores quedó una psicosis y lamentablemente las redes sociales
utilizadas en forma irresponsable empeoran la situación. Algunos, a los
que les gusta alimentar el morbo, han publicado alertas viejas que
generan pánico y provocan que todo el mundo esté hablando del tema sin
mucho fundamento", comentó Andrés, un vecino que cree muy poco probable
que un fenómeno de tal intensidad se repita en la ciudad en tan poco
tiempo.
Adela Medina tiene a su hija de 18 años con diabetes por lo que tiene que recibir cuatro dosis de insulina por día. Ambas viven en un contenedor tras perder su vivivienda.
"Ella casi no ve, entonces no puedo dejarla y menos con el viento que
había que no sabés si te va a volar el contenedor. Acá vivís mal, con el
Jesús en la boca y como nosotros muchísima gente", comentó.
El Pais
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