El recubrimiento de piedras de la
construcción hoy denominada "El Águila" —y originalmente "La Quimera"—
se encuentra en franco deterioro. Pero no solo está en peligro la
clásica obra sino también quienes caminen cerca.
27 may 2015
Un reciente informe del arquitecto Walter
González López recomienda urgentes intervenciones. La ONG El Águila, que
él integra junto a otros 300 residentes en Atlántida y Villa
Argentina, logró que se señalizara el terreno para evitar el ingreso de
autos y ómnibus al predio más cercano. También debería impedirse escalar
los barrancos o acampar.
"Ya ocurrieron fuertes desprendimientos en el pasado
que obligaron a una gran reparación. En la urgencia o falta de
presupuesto, la reparación se efectuó como forma de subsanar males
peores y fue de factura regular, y casi sin tener encuenta el excelente
trabajo artesanal realizado originalmente, ejecutado con piedras
graníticas de color azulado y basálticas de color ocre oscuro", explica
el arquitecto González López en el informe al que accedió El País y
puede leerse completo en el portal casaseneleste.com.
Si bien la ONG consiguió que la Intendencia creara una
comisión de análisis conjunto de la situación, no están conformes con
los resultados. Creen que falta tomar verdadera conciencia del estado de
deterioro del edificio.
Según el arquitecto González López, por haberse
realizado trabajos directamente sobre rellenos apenas compactados y sin
mallas de sujeción, "el recubrimiento presenta serias fisuras que
auguran un pronto desplome". Por las líneas de rotura no es sencillo
determinar en cuánto tiempo se darían los nuevos desprendimientos, pero
el peritaje maneja como peor hipótesis que ocurran dentro de semanas
nada más.
Por zonas.
Por eso "se recomienda evitar el tránsito humano de
todo tipo sobre las piedras del recubrimiento en forma inmediata de modo
de evitar daños acelerados a la epidermis pétrea, que incluso pueden
provocar daños personales que seguramente causarían graves lesiones e
incluso la muerte", afirma el técnico.
En relación al acceso del público al "pico" del
Águila, en un diagnóstico anterior efectuado por el arquitecto Ciro
Caraballo, se recomienda su prohibición. González López en cambio señala
que puede autorizarse pero "en grupos no mayores de cuatro personas por
vez. No hay evidencias palmarias de riesgo potencial, más que unas
pequeñas fisuras".
En este sector emblemático del monumento y preferido
por los 3.000 visitantes que recibe por semana en temporada alta, "se
presentan dos fisuras laterales en la baranda que evidencian un
mecanismo de ruina, es decir movimientos que presagian una rotura", que
se mostraría en su etapa inicial, por lo que sería pertinente no
exponerla en demasía, en opinión del arquitecto González López.
En el túnel de acceso, si bien no hay alteraciones
estructurales de gran entidad, aparecen filtraciones de agua cuya su
solución no es sencilla.
"En esta zona, como en casi toda la obra se nota que
fueron efectuadas tareas de mantenimiento de factura regular, que no
condicen con el nivel de ejecución de la mayoría de los trabajos
originales".
Variantes.
El emplazamiento de la construcción, que data de
1945, estaba a más de doscientos metros de la costa, y era posible
llegar a la playa por senderos amigables en vez de los abruptos
barrancos que hoy caracterizan su entorno. Por falta de mantenimiento,
en 1982 se había derrumbado ya lo que simulaba ser la proa de un barco.
El sistema estructural del cuerpo principal del
Águila fue proyectado de modo independiente al túnel y al "barco", y se
construyó como un "bunker" con pantallas de hormigón armado continuas.
Un elemento determinante para la caída del "barco"
fue el avance de las aguas que terminó dejando sus cimientos expuestos.
La edificación de construcciones, caminerías y demás servicios
coadyuvaron a interrumpir el equilibrio costero.
Después, como lo recuerda el arquitecto González
López en su pormenorizado informe, "todo se agravó con permisos
otorgados por autoridades públicas para que empresas privadas retiraran
arena en las proximidades de la Piedra Lisa".
La ONG de Atlántida y Villa Argentina se conformó en
2013 y su aspiración es que más personas se sumen para atender asuntos
de interés patrimonial y turístico.
El edificio fue mandado construir como lugar de
descanso en 1945 por el millonario italiano Natalio Michelizzi, que
vivía en Buenos Aires.
La obra se hizo sin planos ni arquitecto.
El Águila ha dado lugar a muchas leyendas. Se dijo
que fue pergeñada para destinarla a una capilla. También se comentó que
fue una guarida de contrabandistas, y hasta un refugio nazi, versión
esta última que podría haberse inspirado en el hecho de que Hitler tuvo
una casa en los Alpes germanos llamada "Nido del Águila". Fue construida
por Juan Torres, sun planos y siguiendo las directivas del inversor
Natalio Michelizzi. Primero se hizo una pieza frente al Río de la
Plata.después se agregó la cabeza del águila y por último una
construcción similar a la proa de un barco, que finalizaba en la cabeza
de un delfín, lo cual se derrumbó.
El Pais
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