Aprueba reforma ante el riesgo de recesión creado por la crisis de Venezuela
El Parlamento de Cuba aprueba este fin de semana una nueva Ley de
Inversión Extranjera para atraer capitales y elevar el crecimiento
económico, en medio del fantasma de una recesión por la crisis en
Venezuela.
LA HABANA | AFP 30 mar 2014
La nueva ley, un paso "crucial" en las reformas del presidente Raúl
Castro para lograr el despegue económico, da prioridad a las inversiones
extranjeras, garantiza que no serán expropiadas -como hizo su hermano
Fidel Castro en los años 60-y las exime de impuestos durante ocho años.
Se da por descontado que en su primera sesión extraordinaria en cuatro
años, el Parlamento -en el que no hay ningún opositor entre sus 612
diputados- aprobará esta ley que sustituye a una dictada en 1995 por
Fidel Castro, en la peor fase de la crisis económica sobrevenida en Cuba
tras el colapso de la Unión Soviética.
La ley autoriza implícitamente las inversiones de cubanos emigrados, al
permitir invertir a toda "persona natural o jurídica con domicilio y
capital en el extranjero", algo que también contemplaba la ley de 1995,
pero que jamás fue puesto en práctica.
Pero el gobierno comunista ha modificado su enfoque hacia los
emigrados, a los que ya no considera traidores, y parece dispuesto a
recibir sus inversiones, aunque ha declarado que "el país no se pondrá
en venta" ni habrá retorno al capitalismo.
La ley busca potenciar el crecimiento, que en los últimos cinco años ha
estado por debajo de los planes a pesar de las reformas. La economía cubana creció apenas 2,7% en 2013 y la meta era 3,6%.
"Hay varias explicaciones para el fracaso de las reformas en alcanzar
las metas de crecimiento, pero una de las más significativas es el
incumplimiento de los planes de inversiones", dijo el economista cubano
Pavel Vidal, de la Universidad Javeriana de Cali, Colombia.
El texto de la ley -de 61 artículos- no ha sido publicado, pero
mantiene los tres tipos de inversiones de 1995: empresas mixtas con el
Estado, asociaciones o "joint-ventures" internacionales y empresas de
capital totalmente extranjero.
La norma exime a los inversionistas del impuesto sobre utilidades durante ocho años.
Después pagarán el 15%, la mitad que lo que se establece ahora, pero
seguirán liberados si reinvierten sus ganancias en la isla.
Las inversiones estarán abiertas a todos los sectores, salvo salud,
educación y defensa, y el gobierno espera que se destinen principalmente
a la alicaída agricultura ya la zona franca del nuevo megapuerto de
Mariel, 45 km al oeste de La Habana.
Las limitaciones de la ley, según analistas, son que impide contratar
trabajadores en forma directa, pues las empresas deberán hacerlo a
través de una entidad empleadora cubana, tal como ahora. Además, margina a los florecientes negocios privados cubanos, pues toda sociedad deberá hacerse con entes estatales.
"Con el auge del sector privado, esta limitación se convierte en un
freno", dijo el analista cubano Jorge de Armas, que vive en Estados
Unidos.
El disidente Elizardo Sánchez no ve con buenos ojos la ley, debido a
que cree que estimulará el aprovechamiento de una mano de obra "barata,
obediente e indefensa" por parte de empresas "que quieren participar en
el pastel cubano", dijo a la AFP.
Riesgo.
Cuba se dotará de esta ley en medio del fantasma de una recesión como
secuela de la crisis en Venezuela, su principal socio comercial y mayor
proveedor de petróleo.
Una interrupción del comercio con Caracas causaría cuatro años de
recesión en la isla, aunque menos severa que la sufrida tras el colapso
de la Unión Soviética; mientras que la llegada de inversiones permitiría
duplicar o triplicar las tasas de crecimiento, según Vidal.
"La nueva Ley de Inversión Extranjera es la última oportunidad para que
las reformas alcancen las metas de crecimiento planeado. Al mismo
tiempo ayudará a diversificar las relaciones internacionales de la isla y
reducirá su vulnerabilidad por sus vínculos con Venezuela", sostuvo.
La mayor amenaza a la ley proviene del embargo estadounidense vigente
desde 1962, pues los inversionistas pueden ser sancionados por
Washington por hacer negocios en Cuba.
Sin embargo, esta situación no ha impedido que grandes empresas
europeas invirtieran en el próspero negocio turístico cubano, entre
otros sectores.
Menos estatales y hacia una moneda
Como parte de las reformas, el gobierno de Cuba habilitó varias
actividades que pueden ser desarrolladas por un incipiente sector
privado para cambiar una economía de estilo soviético. Entre las medidas, el 20%de los funcionarios públicos pasa a las actividades privadas autorizadas.
Asimismo, Cuba se encamina con lentitud a tener una sola moneda, lo que constituye un desafío.
Desde 2003, circulan dos monedas: el peso cubano (CUP) con el que se
pagan los salarios y el peso convertible (CUC), que se usa en el
turismo, el comercio exterior, restaurantes de lujo y comercios que
venden productos importados.
EL PAIS
Keine Kommentare:
Kommentar veröffentlichen