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Sonntag, 23. Februar 2014

Crisis en Venezuela


Las horas amargas de Nicolás Maduro

Las calles de Caracas volvieron a llenarse de manifestantes, al Este una multitudinaria concentración opositora y al Oeste ante el Palacio de Miraflores miles de manifestantes chavistas. Y en tanto, el balance de víctimas llegó a 10 muertes.
Nicolás Maduro por Arotxa
CARACAS AFP, AP, ANSA, EFE 
La última víctima fue la estudiante Geraldine Moreno (23), alcanzada por una perdigonada en el rostro durante una manifestación en Carabobo, en el centro del país.
Unas horas antes el gobierno había denunciado la muerte de un motociclista identificado como Elvis Rafael Durán (29), que murió degollado por un cable tendido a lo ancho de la avenida Rómulo Gallegos de la capital.
Desde el chavismo se denunció esta muerte como responsabilidad de los opositores, ya que algunos manifestantes colocaron alambrados y cables para defenderse de los grupos armados de paramilitares que se desplazan en parejas en motos de gran cilindrada y abren fuego contra los manifestantes. No se confirmó, empero, si la víctima pertenecía a uno de estos "colectivos", como se les denomina en filas del chavismo.
De cualquier manera, estas muertes ilustran el estado de cosas que se vive hoy en Venezuela. Una nación que ayer volvió a quedar partida al medio, con sendas manifestaciones de chavistas y opositores.
Una decena de muertos, 137 heridos de distinta gravedad, según las autoridades sanitarias, decenas de detenidos, recluido uno de los principales líderes opositores, Leopoldo López, configuran la crisis que estalló en toda su intensidad el 12 de febrero. Sin embargo, los problemas de fondo del país son otros y han estado en el trasfondo de las protestas.
Una profunda crisis económica caracterizada por uno de los mayores índices de inflación del mundo -el año 2013 cerró con un índice del 55 %, muchos analistas prevén que este año superará el 75 %-; el desabastecimiento de los principales productos, principalmente de almientos; creciente desempleo; una tasa de criminalidad sumamente elevada -el año 2013 cerró con los homicidios de 24.763 personas, una tasa de 79 homicidios cada 100.000 habitantes- conforman en sus líneas principales el cuadro.
El ahondamiento de la crisis económica llevó al gobierno de Nicolás Maduro a extremar medidas en un programa que, en su habitual retórica, el presidente denominó como "guerra económica". Y de ese modo, aplicando manu militari medidas de represión contra comerciantes que venden sus productos a los precios de mercado, Maduro terminó un 2013 e inició el año en medio de una creciente volatilidad.

 

Represión.

El cóctel de crisis e inseguridad ambientó el movimiento de protesta que comenzó a principios de este mes.
El movimiento estudiantil se movilizó en la capital del estado de Táchira, San Cristóbal -estado desde el jueves virtualmente militarizado por orden de Maduro-, con una manifestación el 4 de febrero. Pero estas manifestaciones comenzaron a replicarse rápidamente en otros puntos.
Desde la oposición, particularmente desde el sector más radical de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), el partido Voluntad Popular liderado por el exalcalde Leopoldo López, se comenzó a instrumentar el programa de movilizaciones callejeras conocido como "La Salida". López lanzó esta campaña, seguido por la diputada independiente María Corina Machado y el alcalde caraqueño Antonio Ledezma, el pasado 23 de enero.
Y junto a la intensificación de las movilizaciones callejeras desde el gobierno se aumentó el despliegue de las fuerzas de seguridad.
La represión del movimiento opositor se desató dos días después de la marcha en Táchira, pero llegó al punto de inflexión en Caracas el 12 de febrero.
En esa manifestación estudiantil a la que adhirió la oposición política murieron tres personas, una de las víctimas pertenecía a un grupo de militantes chavistas. Los numerosos testigos y también las grabaciones hechas con cámaras de celulares aseguran que los disparos fueron realizados por los grupos motorizados que operan como verdaderas unidades paramilitares.
Desde entonces la cuenta de muertos ha aumentado, según las cifras manejadas por las autoridades y la oposición.
Pero también en ese contexto han surgido denuncias de torturas y abusos recogidas por organizaciones internacionales y locales de Derechos Humanos, como Amnistía Internacional, Human Right Watch y el Foro Penal de Venezuela, que reúne a abogados.
Y también el principal líder opositor, el gobernador del estado de Miranda, Henrique Capriles, que ayer encabezó una manifestación que se estimó en más de 50.000 personas, exigió al gobierno el cesde la "represión brutal" y se refirió a las denuncias por torturas.
El gobierno acompañó las medidas de represión en la calle, con las de mayor censura en los medios. Además de bloquear el acceso al papel para los periódicos, quitar del aire a una señal de cable internacional, atacar públicamente a corresponsales de las agencias de noticias el jueves Maduro ordenó el retiro de las credenciales al equipo de la CNN. La periodista de la cadena estadounidense Patricia Janiot denunció, asimismo, haber sido objeto de apremios en el aeropuerto cuando se retiraba del país. Ayer se confirmó que el gobierno volvió a autorizar las acreditaciones para CNN, pero sus corresponsales ya no continúan cubriendo en Venezuela.

Opositor preso.

El hecho más resonante de la semana fue la prisión para el líder opositor Leopoldo López.
López se entregó el martes, tras convocar a una manifestación pública a la que asistieron unas 10.000 personas en Caracas. Luego de hablarle a sus seguidores el dirigente se encaminó hacia un piquete policial y allí se entregó a los efectivos de la Guardia Nacional.
El abogado defensor de López, el jurista Enrique Sánchez Falcón, dijo a El País que el procedimiento judicial que se le inició a su defendido está plagado de irregularidades.
López, recluido en la prisión militar de Ramo Verde, declaró en un "tribunal móvil", un autobus convertido en recinto de audiencias que se estacionó a las puertas del establecimiento militar. La Fiscalía lo acusa de instigar a los actos de violencia, de asociación para delinquir, y de daño e incendio a inmuebles públicos.

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