El temporal económico que afecta a parte de la región comenzó a sentirse en Uruguay. Las exportaciones bajaron alrededor de 15%. La industria fue uno de los sectores que más sintió el cimbronazo. Su producción bajó 4% y hubo 10 mil despidos de trabajadores. Los especialistas no tienen claro si el país ya tocó fondo o si en 2016 caerá un poco más.
TOMER URWICZ 02 ene 2016
Perdiendo impulso", "desaceleración", "enlentecimiento",
"estancamiento". Cualquier término sirve para evitar la palabra
"crisis". Los técnicos usan su vocabulario y el resto de los de a pie lo
vive de acuerdo a su bolsillo. Eso sí: todos podemos entender que el
Uruguay próspero , ese cuyo PIB per cápita creció a un promedio
de US$ 13.932 anuales durante el último lustro, tuvo en 2015 un
incremento menor. Y los sectores que cayeron lo hicieron en forma
moderada.
El resultado es que 15 mil uruguayos perdieron el empleo durante el año. Dos tercios de ellos en el sector industrial, adonde el golpe fue mayor. Las estimaciones de la Cámara de Industrias indican una reducción de la producción del 4%. En buena medida se explica por el cierre de fábricas como Fripur, Ecolat, Schreiber Foods y Chery.
Una posible imagen del año es la de un árbol —llamado Uruguay— que es
golpeado por un fuerte viento —los coletazos de la tormenta que viven
Brasil, Argentina y buena parte de los mercados internacionales.
Pero ese árbol "está fuerte, con vigor en sus estructuras, preparado
para seguir creciendo cuando pase la tempestad", aclara Sebastián Pérez,
asesor económico de la Cámara de Industrias.
Por lo pronto los empresarios tendieron a cerrar filas. No necesariamente se "achicaron", pero sí dejaron de contratar nuevos empleados o cortaron la inversión.
Esa es parte de la razón, entienden varios especialistas, por la que la
construcción fue otro de los nichos que más sintió el cimbronazo, con
un decrecimiento del 15% respecto a 2014.
La incertidumbre que hubo durante el año quedó reflejada en la encuesta
que realizó a sus socios la Cámara Nacional de Comercio y Servicios. Ocho de cada 10 comerciantes notan un escenario negativo. Este sector, que es el responsable del 60% del PIB uruguayo, tuvo un crecimiento en la última década del 6% en promedio. Ya en 2014 la mejora fue más moderada, en torno al 0,6%. Y la asesora económica de esta Cámara, Ana Laura Fernández, proyecta que 2015 habrá cerrado con una tasa negativa del 1%.
Quienes más lo notaron, dice, "son aquellos negocios que trabajan con
bienes importados, nominados en dólares, como los automóviles y los
electrodomésticos".
La moneda.
El 1° de marzo, el día que Tabaré Vázquez asumió el mandato, la jornada estaba soleada. El dólar valía $ 24,90. Pero el calor de aquella fecha duró poco. El primero en anunciarlo fue el propio presidente, quien admitió que las cuentas del Estado no eran las que esperaba. Ya en marzo el dólar tuvo la mayor alza de la última década. Y nueve meses después supera los $ 30. Es decir: un producto de 100 dólares, en marzo costaba $ 2.490 y en diciembre $ 3.000.
A Uruguay le fue imposible correrse de la especulación que sostenía que
la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) subiría la tasa de interés
por primera vez en una década.
Este anuncio significa que mejoran las condiciones en Estados Unidos y
vale la pena invertir allí o comprar bonos, lo que puede implicar una
fuga de capitales. Ese secreto a voces se concretó el 16 de diciembre. La consecuencia más inmediata: un aumento del dólar.
El Banco Central intentó frenar la suba de la moneda estadounidense vendiendo dólares a cambio de perder parte de la reserva.
Esta medida transitoria tuvo poco éxito y la inflación —el aumento
generalizado de los precios— pisó los dos dígitos al terminar el año. Este escenario no se había presentado desde la crisis de 2002.
Al aumentar los precios cobró fuerza la frase "Uruguay es un país caro". Carne, pan, cereales, legumbres, hortalizas, alquileres y electricidad fueron los productos que más se encarecieron.
Más allá de que la nafta sigue siendo la más alta de la región, aun con
el petróleo a un costo bajo, los ingresos de las familias bajaron su
ritmo de crecimiento.
El salario real —el que efectivamente significa la capacidad de
comprar— subió solo 2%, mientras que en 2014 creció 4% y en la última
década un 60%, estima la Cámara de Comercio.
Desde el instituto Cuesta Duarte, del Pit-Cnt, coinciden con esta mirada. Los economistas de la institución ubican el aumento del salario real en 1,8% respecto al año anterior.
Los empleados públicos fueron quienes más sintieron este
enlentecimiento: el crecimiento fue de 1,1%, mientras que en los
asalariados privados fue de 2,2%.
El informe de la central sindical advierte que si no hay cambios
"existe riesgo" de que disminuya el poder adquisitivo de algunos
uruguayos.
A diferencia de lo que ocurrió durante la gestión del expresidente José
Mujica, Vázquez procuró que hubiera una sola estrategia económica en el
gobierno.
Es así que la OPP, el BROU, el BCU y el Ministerio de Economía buscaron
jugar juntos la partida y diseñaron, a juicio del ministro Danilo
Astori, un presupuesto "austero". Lo que les faltó, explica el economista Alejandro Cavallo, fue "timing". ¿Por qué? "Se realizó a la vez que se iba conociendo el deterioro en el contexto macro".
En Brasil la caída de su moneda rompió el récord histórico el 23 de septiembre, cuando el dólar cerró a 4,14 reales. Para entonces la devaluación ya era del 73% en un año. Una de las consecuencias fue el crecimiento del contrabando.
Cruzar la frontera para comprar la canasta básica volvió a tener
sentido: la pasta de dientes, por ejemplo, pasó a costar $ 95 de un lado
y $ 28 del otro. En promedio, lo que hoy sale 100 en Uruguay, se puede comprar a 60 en Brasil, dice el economista Ignacio Munyo. Aduanas inició un operativo especial en octubre, incautó mercadería y fijó sanciones. La otra consecuencia de la crisis del vecino norteño fue la baja de las exportaciones.
Tobogán.
"La venta de bienes hacia el exterior cayó 15% durante 2015", afirma Álvaro Queijo, presidente de la Unión de Exportadores. El instituto Uruguay XXI admite la caída, aunque fija el porcentaje en 11%. Recién para 2017 esperan que la situación se revierta y el crecimiento ronde el 3%.
Salvo por la industria de la madera —Montes del Plata—, que significa
el 2% del crecimiento del PIB, y por la carne bovina —el producto más
exportado—, en "los otros sectores el cierre del año fue a la baja".
La leche en polvo, un producto poco consumido en el mercado interno
pero uno de los más exitosos en la venta al exterior, bajó su precio a
la mitad. Este sector tuvo dificultades para comerciar con Brasil y también con Venezuela. El resumen más gráfico, dice Queijo, es que hubo que enviar vacas lecheras a los frigoríficos.
En un artículo titulado "Uruguay frente al Goliat del comercio
internacional", el diario El País de España cita un estudio del Banco
Mundial que demuestra que el país sudamericano abrió 46 nuevos mercados
en la última década, pero que, como ocurrió en 2015, "las empresas
uruguayas muestran bajas tasas de supervivencia en los mercados
internacionales en comparación con sus pares".
China fue el principal comprador de bienes uruguayos, aunque los
empresarios manejan con expectativa los cambios que el gigante asiático
propone para su economía: el gobierno de Xi Jinping y Li Keqiang quiere
modificar el modelo exportador e inversor por uno sustentado en el
consumo y los servicios, por lo que Uruguay podría tener la oportunidad
de vender más . Brasil quedó en segundo lugar. En el tercero se aferra Estados Unidos, una de las pocas economías al alza.
En cuarto puesto quedó Argentina, un mercado que fue cerrándose por las
trabas impuestas y que, con el nuevo gobierno y el fin del cepo, las
cámaras empresariales ven con mayor optimismo.
En este contexto el gobierno tuvo que corregir a la baja varias de sus expectativas.
Como resume el economista Antonio Elías: "Es el peor año del último
quinquenio desde el punto de vista de los resultados económicos y,
probablemente, lo sea también de la última década".
El gasto de más y una "ayudita" para Ancap.
El equipo económico del gobierno fijó una meta que, con los números a
la vista, está cada vez más lejos: disminuir el déficit fiscal a 2,5%
del PIB para 2019.
Durante el 2015 Uruguay gastó de más alrededor de 3,5% del PIB. Uno de sus principales artífices fue la gestión de Ancap, la que implicó una capitalización de US$ 870 millones. De hecho, las empresas públicas fueron la causa del 55% del déficit en 2014.
No solo el Estado gastó de más: varias familias lo hicieron y eso explica que de 800 mil uruguayos que suelen pedir préstamos, poco más de la mitad solicita otro crédito para pagar lo adeudado. En la mayoría de los casos (95%) esa deuda es en pesos, lo cual fue un beneficio ante la subida del dólar.
Durante el 2015 Uruguay gastó de más alrededor de 3,5% del PIB. Uno de sus principales artífices fue la gestión de Ancap, la que implicó una capitalización de US$ 870 millones. De hecho, las empresas públicas fueron la causa del 55% del déficit en 2014.
No solo el Estado gastó de más: varias familias lo hicieron y eso explica que de 800 mil uruguayos que suelen pedir préstamos, poco más de la mitad solicita otro crédito para pagar lo adeudado. En la mayoría de los casos (95%) esa deuda es en pesos, lo cual fue un beneficio ante la subida del dólar.
Lo que faltó.
"Uruguay no ha hecho los deberes en acuerdos comerciales", dice el presidente de la Unión de Exportadores, Álvaro Queijo.
"Sería fantástico un tratado de libre comercio con Estados Unidos,
apuntar al Pacífico, pero lo que urge es hacer un acuerdo con la Unión
Europea". El gobierno intentó, sin éxito, persuadir a sus socios del Mercosur para realizar un convenio de bloque con bloque.
El informe del instituto Cuesta Duarte dice que "los actuales
lineamientos presentados por el Poder Ejecutivo para la negociación
colectiva, provocaron que la negociación se dilatara mucho más que en
rondas anteriores y que a mediados de diciembre, muchos sectores de
actividad todavía no hayan acordado los ajustes correspondientes y como
consecuencia, no hayan percibido los aumentos".
Lo que puede llegar.
Las proyecciones varían según quién realice el pronóstico, pero tanto
empresarios como economistas y sindicalistas coinciden en que durante
2016 la situación no tenderá a mejorar sustancialmente. Recién para 2017 habrá un repunte.
El dólar, en promedio, se situará en $ 35 al término de este año —los
más optimistas hablan de $ 33 y los más pesimistas, de $ 39—. La inflación, estiman, será de 9%.
"Del 2015 me quedo con la imagen del ministro de Economía de Argentina
anunciando el fin del cepo", señala Álvaro Queijo, de la Unión de
Exportadores. "Al parecer, el vecino toma el camino cierto", dice el empresario. El cambio de gobierno trae esperanzas al sector exportador. Una situación de mayor "incertidumbre" es la que genera el futuro de Brasil, considera la economista Mercedes Comas.
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