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Montag, 3. November 2014

Tornados und Wirbelstürme in Uruguay sind häufiger als Sie denken


Die Technologie ist nicht ausreichend, um Veranstaltungen wie Chamizo vorherzusagen

Observador....



Tecnología es insuficiente para pronosticar eventos como el de Chamizo María de los Angeles Orfila - 03.11.2014, 05:00 hs Texto: -A / A+

     Nicolás Garrido

La tacita del Plata no es el lugar donde nunca pasa nada, por lo menos en lo que respecta a fenómenos meteorológicos extremos. Tan paraíso esto no es”, dijo a El Observador el licenciado en ciencias meteorológicas Gustavo Necco.

El evento que azotó el miércoles pasado a las localidades de Chamizo (Florida) y San Ramón (Canelones) fue una corriente de aire microdescendente (puesto que se produjeron daños en un área menor a cuatro kilómetros de longitud) asociada directamente a una nube de tormenta. El jefe técnico del Centro Nacional de Análisis y Predicción, Jorge Nusa, lo explicó así: “Era una cortina de agua con descendentes que iban arrastrando cosas a nivel de superficie”.

En Chamizo se volaron los techos de tres fincas y dos galpones que, según el funcionario del Comité Departamental de Emergencia de Florida, quedaron “totalmente aplastados”. Y agregó: “Fueron cuatro o cinco minutos en los que los vecinos la vieron bastante fea”. En San Ramón se registraron daños en 20 casas y cayeron varias columnas de alumbrado público.
Aunque el Instituto Uruguayo de Meteorología (Inumet) no había concurrido al lugar al cierre de esta nota –visita que se esperaba realizar entre viernes y sábado (hasta 72 horas después de la tormenta)– Nusa indicó que es probable que las rachas de viento hayan superado los 100 kilómetros por hora. No se tiene un registro formal, pues no hay una estación meteorológica en esa zona, pero tampoco se tiene la capacidad tecnológica para prevenir una realidad meteorológica del país: “Esta zona es considerada la segunda de formación de tornados del mundo”.


Se vuela el rancho
Una turbonada es un cambio drástico en la velocidad y en la dirección del viento que puede generarse sin tormenta o con tormentas de pequeña entidad. Un tornado, en cambio, es un cono vertical que se desprende de la nube, rota en sentido horario (en el hemisferio norte lo hace al revés) y levanta objetos. Y, cuando rota, Necco recomienda hacer solo una cosa: guarecerse. “Los cumulonimbos son unos bichos muy poderosos. Pueden llegar a los 12 kilómetros de altura. Son una monstruosidad”, señaló.

Para ver tornados no es necesario ir al cine. El Catálogo Histórico del Sistema Nacional de Emergencias (Sinae) recoge 34 tornados, cuyo saldo fue de 17 muertos, entre 1968 y 2011. El más potente fue el tornado del 21 de abril de 1970 en Fray Marcos, catalogado como F4 en la escala de Fujita (el máximo es F5). Pero hay indicios para agregar, al menos, cuatro más: en Melo (Cerro Largo) en 1904 y 1913, en el Cerro de Montevideo en 1960 y en Trinidad (Flores) en 1962.

Siempre hubo tornados y corrientes descendentes. La culpa la tiene la geografía. Uruguay está situado en una “zona de fenómenos severos” que comprende el noreste argentino, el sur de Paraguay, parte de Río Grande del Sur y parte del territorio nacional. La mayor frecuencia se da entre octubre y marzo.

El predictor aeronáutico Fernando Torena fue tajante: “Uruguay, en estos momentos no puede pronosticar fenómenos de esta naturaleza. No tiene la tecnología necesaria para ello”.
Para registrar una corriente microdescendente se necesita un radar meteorológico Doppler. Desde Uruguay se accede de forma gratuita solo a “imágenes básicas” que ofrece el equipo argentino instalado en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza, que presentan dos problemas: alcanzan hasta Mercedes o, en caso de un evento extremo, hasta Durazno, y muestran un escenario 20 minutos después.

El costo de un radar Doppler puede ser variado. La Ciudad Universitaria de Córdoba instaló este mes uno de fabricación argentina por US$ 165 mil. Torena recordó otras cifras para promover su adquisición: “El tornado del 10 de marzo de 2002, que entró por Kiyú (San José) y fue hasta Tala (Canelones), causó daños por
US$ 25 millones. También costó dos vidas. El tornado del 21 de abril de 1970 en Fray Marcos costó 11. ¿No será necesario?”.

Otro dato: por las siete tormentas del 16 enero de 2011, que incluyeron turbonadas y corrientes descendentes en Colonia, Durazno, Flores, Florida, Río Negro y Soriano, se debió gastar más de US$ 2 millones para financiar la reconstrucción de viviendas y edificios públicos y restauración de equipamiento urbano.
Desde 1968 hasta 2011 –período que comprende el Catálogo Histórico del Sinae– el evento con más víctimas fatales fue el recordado ciclón subtropical del 23 de agosto de 2005: 26 personas (dos en Canelones, tres en Montevideo, cinco en Maldonado, 16 en Rocha). Las pérdidas económicas fueron calculadas por las aseguradoras en
US$ 11,5 millones.

Una vez retornada la calma, para Torena es indispensable realizar un trabajo de campo en el área afectada para determinar con exactitud el tipo y la magnitud del fenómeno. “No basta una foto, no basta un video”, apuntó. Esto debe realizarse entre las 24 y 48 horas posteriores al evento con la misma precisión que debe tener un detective frente a una “escena de crimen”. Por ejemplo, la evaluación de daños permite determinar la intensidad del viento.

Pero, ¿hay más eventos que antes? ¿Son más intensos? No hay ningún estudio nacional que pueda despejar las interrogantes. Pero, según explicó Nusa, a nivel internacional existe la visión de que “es probable que, debido al calentamiento global, podamos tener mayor cantidad de eventos de este tipo y muchos de ellos sean un poco más virulentos”. Y remató: “Durante mucho tiempo nos comimos la pastilla de que en Uruguay estas cosas eran excepciones”.

Un país en el medio del mapa

Uruguay está ubicado en la zona con mayor ocurrencia de tormentas convectivas severas (como la de la semana pasada) en América del Sur. Una de las razones es que el área recibe aire cálido y húmedo del Amazonas y del Paraná (desde el norte y noreste) y aire frío y seco de las capas superiores que atraviesan los Andes (del sur al suroeste). Aunque las tormentas convectivas severas desarrollan velocidades intensas en áreas más pequeñas que los ciclones extratropicales (como el del 23 de agosto de 2005) son más cortas, pero muy dañinas. Uruguay, además, pertenece a una de las regiones de mayor generación de ciclones del hemisferio sur, la cual presenta un máximo sobre el territorio nacional. Estos eventos son sistemas de baja presión, de 1.000 kilómetros de diámetro y cuyo pasaje por un sitio determinado demora varias horas.

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