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Samstag, 21. September 2019

Las ballenas se comportan de manera diferente: ahora comen en Uruguay

Los expertos notaron un cambio en el comportamiento de las ballenas que visitan las costas uruguayas. 

MARIANA MALEK
sábado, 21 septiembre 
 Ballenas. Foto: Martín Díaz  
Ballenas. Foto: Martín Díaz  

Hasta finales del mes de octubre se espera que las ballenas francas australes sean observadas en la costa de Uruguay como cada año. Sin embargo, en su visita en 2019 los cetáceos han llegado en decenas y están comportándose de manera diferente.
“Las ballenas están en toda la costa uruguaya, desde Aguas Dulces (departamento de Rocha) hasta Punta del Este (Maldonado), algo que hace muchos años no se veía”, indicó a El País el biólogo Rodrigo García, director Organización Conservación de Cetáceos (OCC).
García señaló que se estima que hay entre 80 y 100 ballenas presentes en las costas uruguayas en este momento y que, además, están comportándose de manera diferente.
El equipo de la OCC observó a varios grupos de cetáceos alimentándose durante un vuelo de observación de cinco horas. “Las ballenas se alimentan en la zona del paralelo 50 y 60 latitud sur, a la altura de las Islas Malvinas, durante el verano, por lo que, normalmente, cuando llegan a nuestras costas tienen grasa suficiente y no necesitan alimentarse”, explicó.
Y añadió: “Estos registros de comportamientos de alimentación tan claros nunca se habían registrado. Se habían observado eventos puntuales en 2002, por ejemplo. Pero tampoco podíamos hablar de un hábito”.

El 90% de las ballenas que observó el grupo de científicos tenía este comportamiento. Por sus características eran ballenas subadultas –que no llegaron a los 6 u 8 años y, por lo tanto, no alcanzaron la madurez sexual–, mientras que las ballenas adultas estaban en grupos de apareamiento o cortejo.

¿Por qué es de importancia este comportamiento?

La razón por la que tiene relevancia este comportamiento es que es una situación que no se había observado hasta el momento y las explicaciones podrían ser diferentes.

“Si se están alimentando no es porque son gordas y les encanta comer. Es porque lo necesitan y encuentran alimento donde usualmente no lo buscaban”, señaló el experto a El País.

Dado que no se observó una floración de plancton anormal, de momento se descartó esa posibilidad, aunque se volverá a analizar.

Una de las potenciales explicaciones apunta al cambio climático, aseguró García. “Quizás por el cambio climático, que está provocando el deshielo de la Antártida, que es donde se alimenta el krill que comen estos cetáceos, no encontraron alimento suficiente o tuvieron dificultades para encontrarlo donde se nutren habitualmente y por eso están reponiendo alimento acá. Las ballenas pueden pasar hasta seis meses sin comer”, añadió.
Otra de las causantes tiene una explicación que podría ir por otros caminos de la ciencia. “Puede ser que una ballena aprendió que había alimento en esta época y se lo transmitió a todos”, comentó García.

El experto explicó que eso es “un descubrimiento del científico Rupert Sheldrake –autor y biólogo cercano a la OCC–, quien estableció que las especies se transmiten conocimientos a través de los llamados campos mórficos con la función de sobrevivir.

El posible problema con este cambio es que las ballenas subadultas deban aprender a cortejar a otras ballenas para cuando alcancen su madurez sexual y puedan reproducirse con mayor efectividad, indicó García.

Ventaja.

Que las ballenas francas australes hayan decidido alimentarse en costas uruguayas es un hallazgo científico sin precedentes que tendrá beneficios para el ecosistema marino uruguayo.

“Ellas están comiendo y fertilizando toda la red trófica, algo que tendrá incidencia no solo en el plancton, sino también en los alevines de las diferentes especies de pescado. Al mismo tiempo, los pescadores verán su incidencia al momento de ejercer su tarea”, concluyó.

¿Se quedarán más tiempo las ballenas en Uruguay?

La posibilidad de que estén alimentándose en las costas podría prolongar su estadía que normalmente culmina a fines del mes de octubre.

“Pueden quedarse como no hacerlo, no es que no van a migrar porque hay comida acá, porque no va alcanzar. Además, es probable que decidan irse de todas maneras porque es mejor cuanto antes lleguen a su zona de alimentación”, explicó García.

La tarea de la Organización de Conservación de Cetáceos continuará para develar más cambios en el comportamiento de estos animales.
El Pais

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